
11 Ene El mes de enero es como el buen caballero
Hace casi 500 años una gran inundación a causa del deshielo anegó Burgos causando muertes y numerosos destrozos. El condestable Íñigo Fernández de Velasco a su paso por la ciudad cuando se dirigía a la Corte de Valladolid, acompañando a la reina Leonor de Austria y a los Delfines de Francia, salvaba de la riada a las monjas de Santa Dorotea, ayudado por otros 20 hombres a caballo. Poco después de encaminarse hacia el barrio de Vega, el puente de Santa María se derrumbaba. Así lo cuenta el cronista Prudencio de Sandoval en un fragmento que se conserva en el archivo de la Catedral:
Viernes día 17 de enero de 1527 a la hora de las 12 de una noche comenzó a venir tan grande furia de agua por aquella ribera del río Arlanzón que, desde la Vega de Miraflores hasta el Campo de Gamonal al través, toda la tierra era un mar, y entró la ribera tan crecida por la parte de San Francisco y por la ciudad y por la parte de Vega, que nunca tal se vio ni oyó. No sé si ahora se sabrán las casas que esta memoria, escrita en aquel tiempo dice: que desde el Huerto del Rey y por casa de Diego de Soria, entre la casa de Andrés de la Cadena, con Trascorrales y la Cerrajería y Sarmental, Carnicería y Odrería, con los dos Mercados y las dos Cantarranas y Comparada con La Puebla y con el barrio de San Juan y San Ildefonso con la casa de la Moneda hasta juntar con la casa de Pedro Cartagena, las aguas iban tan crecidas por todas las partes. Y en las calles y casas de un gran estado de hombres en alto, que no había caballo si bien poderoso fuese que lo pudiera pasar.
Esta creciente duró hasta el sábado dos horas después del mediodía. Llevó la puente de San Lesmes y torrejón que estaba cerca de ella y la casa del Peso de la Harina y el mismo peso con hasta 50 cargas de harina. Tomó en la puente un acemilero que iba por leña y se ahogó allí luego, y la acémila fue a parar con mucho trabajo a Vega, llevó gran parte de la puente de Santa María y en ella 17 hombres y mujeres que ninguno escapó. En el monasterio de San Ildefonso no quedó monja que todas salieron huyendo con harto trabajo favoreciéndolas caballeros que con peligro de sus vidas entraron por ellas. El condestable estaba a esta sazón en Burgos de camino para la Corte y tenía consigo la reina Leonor y Delfines de Francia. Visto lo que pasaba, movido de piedad, subió en un caballo y con otras 20 cabalgaduras fue a la puente de Santa María por socorrer a las monjas de Santa Dorotea, quiso Dios ayudarle porque acabada de pasar la puente cuando ya entraba en el barrio de Vega, la puente de hundió, que si tardara tres credos más en la pasar el condestable y los que con él iban perecieran.
Finalmente, los daños fueron tantos y tan grandes que sería largo decirlos. No dejó troje, ni bodega, ni casa que no destruyese porque en todas había un estado de agua. No quedó pared de huerta en toda la ciudad ni molinos que no asolase. En el Hospital Real hizo de daño más de 3.000 ducados. Quedó la ciudad de manera que perecían de hambre pobres y ricos. En otras partes se padecieron otros daños semejantes porque fue general en España la demasía de aguas y nieves.
El Archivo de la Catedral.
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