Barrantes

Pedro Barrantes Aldana, oriundo de Alcántara, Cáceres, llegó a Burgos a principios del siglo XVII, encontrando una ciudad muy diferente a su pasado próspero. La pobreza era alarmante, especialmente en 1631, cuando, bajo la dirección de Barrantes, se obtuvieron matrículas de pobres por parroquias, revelando una situación crítica: cien pobres vergonzantes, cuatrocientos mendigos, mil niños y niñas desfavorecidos, cincuenta enfermos, dos trabajadores, cien. Oficiales y trescientas cincuenta mujeres.
Ante esta adversidad, Barrantes lideró esfuerzos caritativos, destacando la respuesta de la Iglesia y la comunidad. No solo se proporcionaron limosnas, sino que también se cuidaba de niños expósitos, alimentándolos y educándolos en valores cristianos.
El altruismo de Barrantes no se detuvo ahí. En 1631, abrió «El Refugio», un hospital destinado a socorrer y curar a los enfermos. Su visión se expandió con la construcción del hospital de cirugía San Julián y San Quirce, conocido como «Barrantes», en 1645, gracias a la generosidad del canónigo Jerónimo Pardo de Salamanca.
Aunque falleció antes de ver completada la expansión de su obra, el hospital siguió creciendo para satisfacer la creciente demanda. Barrantes solicitó al rey la compra de una casa para ampliar el hospital, logrando la transacción en 1652.
Hoy, el hospital de cirugía de Burgos, inicialmente fundado por Barrantes, ha evolucionado en una Residencia de Tercera Edad, adaptándose a las necesidades actuales y preservando el espíritu humanitario de su fundador, cuyo legado perdura en la atención a los más necesitados.