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Fue edificada en el primer tercio del siglo XIV por mandato del obispo D. Gonzalo de Hinojosa para sala capitular. En el siglo XVIII el obispo D. Manuel Farnesio de Navarrete manda hacer la cajonería, retablos y pavimento; destaca el retablo central con la imagen de la santa titular. Llama la atención su alta bóveda, que descansa en ocho arcos sostenidos, a su vez, por ocho columnas fasciculadas. Podemos fijarnos que estas columnas no apoyan en el suelo de la capilla sino en unas ménsulas situadas a media altura. Resulta curiosísima la decoración de estas, que tienen representadas escenas de corte y de cacerías. En los paramentos de la capilla aparece la galería de retratos de los obispos de las Diócesis de Oca y de Burgos, de calidad muy desigual. Los primeros fueron pintados entre 1571 y 1579.
Esta dependencia además de ser utilizada como sala capitular hasta el año 1596, también sirvió para algunas importantes sesiones del Concejo de la ciudad. La rica cajonería que la rodea se añadió durante la primera mitad del siglo XVIII.
Salimos nuevamente al claustro para dirigirnos hacia las Capillas de San Juan Bautista y de Santiago, que, aunque en origen eran dos capillas, desde hace tiempo han sido unidas para instalar en ellas el Museo catedralicio. Antes de acceder se puede contemplar la portada de la capilla de San Juan que muestra interesantes policromías en el tímpano y la imagen de la Virgen con el Niño. En el esquinal del claustro, situado detrás, se halla el grupo escultórico de la Anunciación del Ángel a la Virgen entre dos profetas, conjunto expresivo especialmente en el tratamiento de la imagen de la Virgen.