El Coro de la catedral de Burgos está compuesto de 133 sitiales destinados a los ministros y cantores que participan en las horas litúrgicas de la Iglesia. Fue encargado a Felipe de Vigarny y realizado entre 1506 y 1602.
Además de este encargo directo a este escultor, el conjunto es obra de varios autores como Diego se Siloé, Andrés de Nájera, Simón de Bueras y García de Arredondo con sus respectivos talleres. A pesar de la aparente uniformidad es el resultado de tendencias artísticas diferentes, tanto en su estructura como en los relieves, los adornos y las taraceas. En el nivel más bajo hay 44 asientos que llevan tallados en sus respaldos el santoral de la Iglesia y algunos pasajes de la infancia de Cristo. El nivel alto dispone de cincuenta y nueve sillas que nos narran en relieves la vida de Cristo, siguiendo el relato de los Evangelios, desde la Anunciación hasta aparición de Cristo a Santo Tomás. Todo el coro se halla rematado en un friso a modo de dosel corrido con paneles tallados, que presentan escenas del Antiguo Testamento, separadas con estatuillas de profetas y santos.
Todo el conjunto está tallado en madera de nogal sin dorar, tal como se hacía en los coros de los templos. La reja que cierra el coro es obras obra de Juan Bautista Zelma, de 1602. En el centro del coro se halla la estatua funeraria del Obispo D. Mauricio, una de las mejores esculturas del siglo XIII, Se trata de una imagen de madera revestida de cobre repujado y esmaltado. Es un buen lugar para el fundador de esta Catedral.