Apertura del Jubileo 2025 ‘Peregrinos de Esperanza’

El pasado día 29 de diciembre tuvo lugar el acto de apertura del año santo jubilar ‘Peregrinos de Esperanza’. Un jubileo universal que en la archidiócesis de Burgos coincide con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a la ciudad de Burgos.

Cerca de mil personas se congregaron en el templo mayor de la archidiócesis, incluyendo más de 100 sacerdotes. Entre ellos se encontraba el abad de San Pedro de Cardeña, el padre Roberto de la Iglesia, y cuatro obispos: Mons. Ramón del Hoyo López, obispo emérito de Jaén; Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, obispo emérito de Ciudad Rodrigo; Mons. Fidel Herráez Vegas, arzobispo emérito de Burgos y Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, que presidió la celebración.

La ceremonia comenzó con una estación en la capilla de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos. Allí, se proclamó el Evangelio y Lucía Ferreras, miembro del Consejo Pastoral Diocesano, leyó un fragmento de la Bula de Convocación del Jubileo del papa Francisco.

A continuación, se partió en procesión hasta la Catedral. Una procesión encabezada por la cruz jubilar, seguida por el arzobispo, los obispos concelebrantes, el Consejo Episcopal, el Colegio de Arciprestes, el resto de sacerdotes y una representación del pueblo de Dios que peregrina en Burgos, encabezada por el Consejo Pastoral Diocesano y seguida por un grupo de cada uno de los arciprestazgos.

Al llegar a la Catedral, en la puerta, el arzobispo alzó la cruz y, mirando a la muchedumbre congregada a los pies del templo, dijo: «Salve, cruz de Cristo, única esperanza». Después, la procesión continuó hasta el altar mayor, en el que se situó esta cruz que permanecerá en ese emplazamiento hasta el final del año jubilar –el 28 de diciembre de 2025– y donde se desarrolló la celebración eucarística.

En los ritos iniciales, durante el acto penitencial, Mons. Iceta bendijo agua del río Oca –que da nombre a la anterior sede episcopal– y recorrió las naves del templo, asperjando el agua sobre el Pueblo de Dios. Después, llegó el momento de las lecturas.

En su homilía, el arzobispo explicó que el concepto de ‘jubileo’ está asociado en la tradición cristiana «a la indulgencia de Dios o gran perdonanza», y destacó que este año jubilar, en concreto, está dedicado a la esperanza. También señaló que tanto la esperanza como el jubileo «hunden sus raíces en la infinita misericordia de Dios».

Mons. Iceta resaltó que la forma de vida de los peregrinos de esperanza son «las bienaventuranzas y las obras de misericordia», y su alimento es «la Eucaristía, el Pan de la Vida que sostiene el camino». «El sacramento de la reconciliación es el quirófano del ‘hospital del campaña’ en el que Cristo sana nuestras heridas y nos hace un maravilloso trasplante, quitándonos el corazón de piedra y dándonos un corazón como el suyo», aseguró el arzobispo.

También explicó que este jubileo universal coincide en la archidiócesis con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal a Burgos, y repasó que ésta, a lo largo de los siglos, ha sido y es una fuente de santidad, de comunión, de celebración, de anuncio, testimonio y evangelización, de servicio a los necesitados y de transformación del mundo.

El arzobispo recordó que las únicas puertas santas de este Jubileo están en Roma y que la archidiócesis ha organizado diferentes peregrinaciones para acudir a la Ciudad Eterna, aunque la indulgencia propia de este tiempo jubilar se puede ganar también en cada uno de los templos jubilares de la archidiócesis, repartidos por los ocho arciprestazgos de la provincia, así como en la Catedral y en el Seminario Diocesano de San José.

Tras la comunión, el diácono invitó a rezar la Oración del Jubileo escrita por el Papa y, después, el arzobispo agradeció la presencia de la multitud de fieles que se reunieron en la Catedral.

La celebración eucarística estuvo animada por el Coro de Cámara Tiento, el Coro de Cámara Vadillos y La Voz de Vadillos, dirigidos por Raquel Rodríguez y acompañados del ensemble Emiholia y del organista capitular, interpretaron la Misa del VIII Centenario de la Catedral, compuesta por Pedro María de la Iglesia. El canto de salida fue el Himno del Jubileo Peregrinos de Esperanza, compuesto por Pierangelo Sequeri.

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