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La Capilla de la Presentación de la Virgen en el Templo también se denomina de San José por la preciosa imagen del patrono de la Iglesia universal, colocada a los pies del retablo, obra de Juan Pascual de Mena. La capilla la manda erigir D. Gonzalo Díez de Lerma, encargando las obras al maestro Juan de Matienzo, que las realizó entre 1521 y 1524.
Destacamos tres elementos muy importantes. En primer lugar, la bellísima bóveda estrellada en cuyo centro se abre una rosa calada por la que penetra la luz cenital, construcción inspirada en la de la capilla de los Condestables, que luego contemplaremos.
En segundo lugar, el sepulcro de alabastro del fundador, realizado por Felipe de Vigarny siguiendo el modelo del sepulcro de D. Luis de Acuña, obra de Diego de Siloé. El túmulo se halla en el centro de esta capilla y sobresale por la estatua yacente colocada sobre cama sepulcral, enriquecida con tondos de virtudes y santos en los laterales y escudos en su cabecera y pies.
Por último, destacamos la joya pictórica de la Sagrada Familia, pintura italiana sobre tabla del Renacimiento, obra de Sebastiano Luciani, Il Piombo, pintor que se hallaba al servicio del Papa juntamente con Miguel Ángel y Rafael. Esta obra fue traída por el propio D. Gonzalo Diez de Lerma desde Roma hacia el año 1524 y está considerada como la obra más destacada del autor.
Son también muy interesantes en esta capilla los arcosolios de enterramiento: en el de la derecha se halla una buena talla de Cristo yacente, del taller de Diego de Siloé; en el de la izquierda una preciosa imagen de la Virgen con el Niño, tallada en piedra y bellamente policromada, obra del siglo XV. Frente a ella encontramos el sepulcro del primer capellán de la capilla, el canónigo y protonotario D. Sebastián de Bilbao, con hermosa estatua yacente de alabastro, al estilo de la del fundador; detrás de ella encontramos un precioso retablo pétreo de Juan de Vallejo, en el que sobresale el relieve central de la Piedad.