15 Ave Marías para Santa María la Mayor

El Avemaría es, sin duda, la oración más rezada a la Virgen María en Occidente. Su primera parte de alabanza se inspira en el evangelio de San Lucas; la súplica de la segunda parte proviene de época medieval y se extiende después del Concilio de Trento (s. XVI). Esta oración se une a otra muy similar en tiempo y contenido: el Ave Maris Stella. Inspirada en el Libro de los Reyes 18,41-45, describe cómo una pequeña nube se eleva sobre el mar y anuncia la venida de la lluvia al profeta Elías mientras oraba en el Monte Carmelo. Los creyentes invocan a María como estrella que lleva al Mesías redentor en la noche oscura.

El pasado 18 de mayo la agrupación Tiento, fundada en Burgos en 2015, ofreció un concierto con 15 Avemarías y Ave Maris Stella de todos los estilos y autores.

Partieron del Códice de Santa Mª La Real de las Huelgas, que recopila obras desde el s. XII hasta el XIV. En él se encuentra un Ave María (solo la primera parte) y un Ave Maris Stella. Tiento optó por interpretar la segunda. De ahí pasaron al madrigalista belga Jacques Arcadelt, mudado a Italia en 1535. De él interpretaron el madrigal Nous voyons que les hommes, el que Louis Dietsch arregló y puso la letra del Ave María en el s.XIX.

Si Arcadelt marchó a Italia para triunfar profesionalmente, otro tanto hizo unos años más tarde Tomás Luis de Victoria. La mayoría de expertos coinciden en que el Ave María que se le suele atribuir no pertenece al compositor abulense. Coetáneo de Victoria, aunque muerto un poco más tarde en 1623, fue William Byrd, discípulo del también inglés Thomas Tallis, que compuso un Ave María a 5 voces en 1605.

En la segunda parte del concierto el coro dio un salto del Renacimiento al Romanticismo, dando paso al grandioso Anton Bruckner, en el 200 aniversario de su nacimiento. Tiento se ofreció su Ave María, escrito a 4 voces, aunque se desarrolla hasta en 7 diferentes. Interpretación muy difícil, no exenta de nerviosismo.

Contemporáneo de Bruckner fue el noruego Edvard Grieg y su himno de vísperas Ave Maris Stella. Su texto presenta a María como anunciadora de la venida del Mesías, pero también recoge la devoción que se profesaba en el medievo a la Estrella Polar, como guía para los navegantes.

El coro concluyó la segunda parte con un guiño al burgalés Antonio José, compuesta cuando tan solo contaba con 14 años. Siguieron autores contemporáneos como el compositor estonio, recientemente fallecido, Urmas Sisask, con su bucólico “Heliseb Valjadel”, que hizo sonar las campanas por encima de campos, bosques y montañas para elevar su plegaria hasta María.  Cerró este ciclo el delicadísimo Mother of God que John Tavener compuso en 1985 en memoria de su propia madre.

En el último tramo del concierto el destino recaló en España con las Avemarías de dos compositores vascos: Josu Elberdin y Eva Ugarte. Esta última compositora está especializada en repertorio para voces femeninas. Para finalizar, dos compositores burgaleses: el Ave María que un día dedicó Pedro María de la Iglesia a su madre y la más reciente de César Zumel.

 

 

 

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