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Desde la antigua capilla de Los Rojas, a través de la verja, se puede contemplar la de las reliquias, que fue construida en el espacio que anteriormente ocupaba la capilla de San Pedro. Se trata de una construcción barroca con decoración de gusto rococó. La proyectó el arquitecto carmelita Fray José de San Juan de la Cruz y fue ejecutada entre 1761 y 1763 por Fernando González de Lara, al que también se le abonan los trabajos de las yeserías de la cúpula, obra que representa a San Juan de Sahagún, San Telmo, San Julián y San Indalecio. También ejecuta la decoración de la media naranja con las representaciones alegóricas de la santidad, el martirio y las virtudes.
El mismo González de Lara realizó los tres retablos relicarios, destinados a guardar las reliquias que conserva la catedral desde el siglo XI hasta el XXI. Son muy sencillos, de formas neoclásicas con decoración rococó. Están compuestos de banco, cuerpo y ático y están realizados en madera de pino. En ellos se hallan distribuidos en numerosos nichos los huecos que sirven para colocar y dejar contemplar las arquetas de materiales preciosos: marfiles, ébano, concha, plata, fechados entre los siglos XI y XVII. En las pilastras y en las calles laterales se disponen repisas y peanas que muestran arquetas, bustos, brazos y otros relicarios de santos.
La visita continúa en la Capilla de la Presentación, situada en esta misma nave de la Epístola. Antes de llegar puedes contemplar, en el Trascoro lateral, tres pinturas de santos venerados en la catedral: Santa Casilda, San Julián, obispo, y San Francisco, obras muy estimables del benedictino Fray Juan Rizi, realizadas entre 1656 y 1659.